Las cuatro semanas antes de partir, creo han sido las más largas de toda nuestra vida.
Estábamos ansiosas porque llegara el 13 de noviembre pero a su vez, no nos creíamos que fuera cierto que íbamos a ir al paraíso.
Barcelona-Dubai-Malé, ese fue el trayecto con Emirates que tras un retraso importante, finalmente llegó por los pelos justo, antes que los hidroaviones dejaran de volar hasta el día siguiente.
Prácticamente de noche y lloviendo llegamos al Kuredu Island Resort and Spa, pero no importaba, el tiempo no era el que esperábamos pero desde el minuto 0, nos trataron como a reinas.
Nos estaban esperando con paraguas a la salida del hidroavión y con la furgoneta nos trasladaron a recepción para poco más tarde, llevarnos a nuestras beach villa. Eran tan bonitas.
No podíamos ver el mar que lo teníamos justo delante, pero podíamos intuirlo.
Corriendo nos duchamos, cambiamos de ropa y directas a cenar al O', uno de sus buffets libre donde la comida es abundante y deliciosa.
A la mañana siguiente después del desayuno, teníamos visita al centro de buceo ProDivers, donde nos iban a mostrar las instalaciones, explicar las zonas de buceo que existían en el atolón, los peces que podíamos ver... y listas para coger gafas, tubo y aletas, que Jon iba a ser nuestro guía en nuestro primer snorkel en las Maldivas.
Peces enormes de multitud de colores, no dábamos a basto para mirar hacia todas partes, era increíble, mejor de lo que podíamos llegar a imaginar.
Pero lo mejor todavía estaba por llegar, una tortuga que casi alcanzaba los 2 metros a tan solo unos metros de la orilla.
Después de casi 2 horas de snorkel, un strawberry coconut en la piscina, comida y visita a las instalaciones del resort.
Water villas, beach villas, garden villas, pool villas, beach bungalows... madre mía, escoger solo un alojamiento era muy difícil, todos tenían una situación increíble y a cuál más bonito.
Y los restaurantes, Sangu junto a una infinity pool preciosa, O' en una de las zonas más bonitas de Kuredu con unas aguas de tonos azulados infinitos o The Beach donde cenamos una langosta que estaba deliciosa a la luz de una antorcha y en la playa.
La isla estaba prácticamente al 100% y todo y que no es pequeña, habían más de 1600 personas alojadas entre huéspedes y personal, ¿dónde estaba todo el mundo?
El último día en Kuredu íbamos a ir a Naifaru, una isla local a 45 minutos en barco.
El trayecto fue impresionante ya que pudimos contemplar la belleza de Maldivas, los arrecifes de corales, islas desiertas, otros resorts... sin duda fue de todo menos aburrido.
A la vuelta teníamos el tiempo justo para comer e ir corriendo hacia el Duniye Spa donde íbamos a aprovechar nuestros welcome massage.
Una preciosas, creo que uno de los spas más bonitos que he visto y con unas vistas increíbles tanto de frente, como cuando estás estirado en la camilla y ves los peces pasar.
Después vuelta a correr, a las 16h teníamos la sesión de fotos, también cortesía para todos los huéspedes del hotel.
Lo pasamos pipa haciendo poses y posturitas en un lugar tan idílico como aquel. No sabíamos si saldríamos bien o no, pero con ese paisaje difícilmente algo podía salir mal.
Fuimos a recepción a ver las fotografías y si durante la sesión nos lo habíamos pasado bien, viendo las fotos fue incluso mucho mejor.
Para acabar la tarde y nuestra estancia en Kuredu, íbamos a hacer el sunset cruise y desde luego, no podía haber un mejor fin de estancia.
Kuredu está rodeada de islas muy pequeñas que al caer el sol, te dejan unas fotos preciosas y no solo eso, nunca habíamos visto tantísimos delfines al unísono acompañándonos en la puesta de sol.
Desde luego no podía había mejor despedida, acabar el día justo donde lo empezamos.
Que belleza de fotos chicas. Las felicito. Una experiencia sensacional!!!!!
ResponderEliminarWhy users still use to read news papers when in this technological world everything is available on net? gmail login email
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